viernes, 20 de mayo de 2011

Arde


Él empujó la puerta que se abrió con violencia. No podía usar las manos porque las tenía ocupadas con ella. Ella estaba súper mojada. Él corrió por toda la suite y la colocó sobre la cama. La desesperación no le permitía hacer las cosas con tranquilidad. Abrió el sierre de la maleta, siempre estaba preparado para situaciones así. Ella no podía esperar más. Sus gritos se escucharon por todo el piso del hotel y espantaron a los ancianos que descansaban al lado. Nunca había sentido nada así en su vida. Ninguno de los dos pensó que algo así iba a suceder ese feriado largo. Muy enfadado, el médico maldijo que las postas médicas cierren durante Semana Santa y no haya nadie en el hotel capaz de ayudar a su hija que había sido picada por una raya.

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