Ante la atenta mirada de los feligreses, el pastor se elevó por los cielos. La fe de todos ahí se convirtió en una certeza. Ya nadie dudaba de él y estaban seguros de que se salvarían. Ése era el milagro que tanto habían anunciado. El pánico por ver a alguien elevarse se convirtió en calma y alegría. Todos volvieron en paz a sus hogares. El pastor se llevó al cielo más de setecientos mil soles, la escolaridad de todos los feligreses.
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