viernes, 3 de junio de 2011

Unas Monedas

Con la atractiva oferta del Diablo, Karina comprobó lo valiosa que era su alma. No aceptó el trato y dedicó entregarse a la religión. Estuvo contenta hasta que la expulsaron por no tener dinero para la ofrenda del día. Cinco minutos después, el Diablo duplicó su primera oferta.

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