viernes, 1 de abril de 2011

Viernes de Cuaresma

Nadie en el lugar tenía idea de cómo preparar ese plato. Manuel explicó qué era lo que llevaba y cómo más o menos debía prepararse. Los encargados de la cocina se quedaban extrañados con lo que oían, nunca habían preparado nada igual. Era imposible negárselo. Una hora después, mientras subía a la plataforma, Manuel aún sentía en el paladar el sabor de la peor malarrabia que había probado en sus veintisiete años de vida. Pensó que en penal de Río Seco en Piura no hubiese tenido que luchar tanto para que le sirvan ese plato y que en el Perú nunca hubiese tenido que pedirlo como última voluntad al no existir allá la pena de muerte.

2 comentarios:

  1. Me gustó. Aunque siempre me pasa con los microrelatos que los veo como imágenes cinematográficas. Aunque pensándolo bien... derrepente así se supone que debe ser.

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  2. tengo más formación cinematográfica que literaria, de hecho yo también pienso en imágenes.

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